¿Cómo formamos lectores?

Por Isidora Recart, Directora Ejecutiva de Fundación Arauco

En abril celebramos el mes del libro. En muchas escuelas de nuestro país y en las instituciones que trabajamos en educación celebramos también la formación de lectores.

En ocasiones, en la vorágine por seleccionar las mejores herramientas y ser eficaces en la enseñanza de la lectura, nos olvidamos de los motivos por los cuales enseñamos a leer y la relevancia que tiene para el estudiante y la sociedad.

Sabemos que enseñar a leer es un proceso complejo. Implica introducir a nuestros niños y jóvenes en una práctica social (y así en una sociedad), donde el lenguaje y la lectura permiten vincularnos con otros y con nosotros mismos. Así, la lectura se entiende como una herramienta fundamental para pensar, conocer, reflexionar, comunicar, actuar y construir nuestra identidad con otros.

Como institución con 30 años de trabajo con profesores creemos que uno de los principales desafíos para la enseñanza de la lectura es desarrollar buenos lectores desde una perspectiva integral. Esto requiere considerar al menos 5 aspectos fundamentales:

  • La escuela es un lugar privilegiado para la lectura. El aula y la escuela son espacios sociales particularmente ricos y propicios para que los estudiantes puedan conversar, analizar y compartir lecturas.
  • Tener una mirada integral. Es importante entender que la enseñanza de la lectura y el desarrollo del interés no son pasos secuenciales, uno después de otro, sino que deben ir de la mano desde sus inicios.
  • El docente es un mediador. El docente debe velar por una adecuada calidad y comprensión lectora, y al mismo tiempo debe convertirse en un mediador, en un facilitador, para que el estudiante comprenda y asimile los múltiples propósitos de leer, transformándose así en un lector autónomo y crítico.
  • Facilitar experiencias de lectura que sean variadas, atractivas y desafiantes. Desarrollar el gusto por la lectura es más fácil si el estudiante puede disfrutar de la experiencia de leer y de aprender a leer. En esta línea, la mediación no sólo debe ser eficaz, sino también significativa. Se deben ofrecer alternativas de lecturas.
  • El lector se va construyendo a lo largo de toda la enseñanza. La auto- percepción del lector como tal y la construcción de una “identidad como lector” son aspectos centrales. El estudiante debe tener la posibilidad de vincularse desde los primeros años con la lectura desde sus ideas, intereses, afectos y emociones. Por lo que todo esto debe ser necesariamente considerado en el diseño de estrategias y uso de recursos.

  

Permanentemente debemos preguntarnos y reflexionar sobre cómo formamos lectores, cómo enseñamos a leer de manera integral. Debemos identificar aquellas capacidades y condiciones necesarias para que el docente pueda desarrollarse como un buen mediador; que enseñe la lectura como una práctica asociada a múltiples propósitos y que entusiasme y acompañe al estudiante en su trayectoria lectora.


La lectura cambia la vida.

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