El poeta vanguardista Vicente Huidobro, padre del Creacionismo, revolucionó en la primera mitad del siglo pasado la poesía hispanoamericana. Esta selección de sus poemas, poblados de imágenes inusitadas y juegos visuales, nos adentra en un mundo a veces muy distinto al de todos los días, en el que aparecen gallos cantando sobre la Torre Eiffel y “barcos en peligro entre dos astros”.
Recomendado para 12+ años
Diseño: Libro con cantos pintados
Encuadernación: Tapa dura
Tamaño: 23 x 16 cm
Páginas: 60
Año: 2012
ISBN: 978-956-364-037-3
También disponible en ebook
Vicente Huidobro nació en 1893 en Santiago. Los García-Huidobro Fernández eran una rica familia aristocrática; en los salones de su casa se reunían importantes figuras culturales de la época. Sin duda ello contribuyó en la formación ilustrada del poeta. Fue educado por institutrices europeas en sus primeros años y más tarde por sacerdotes jesuitas en el Colegio San Ignacio; estudió literatura en la Universidad de Chile.
A los doce años escribió su primer poema, “Ese soy yo”, y a los dieciocho el libro Ecos del alma, de corte modernista. Ya mayor, Huidobro le recomendó a los lectores ignorar su obra temprana: no le parecía que tuviera valor. El año 1914 puede considerarse el punto de inflexión de su escritura: ahí comenzó su auténtico camino poético, al dictar en el Ateneo de Santiago la conferencia “Non serviam”, en la cual expone los principios estéticos que regirán su poesía. Ahí plantea que una obra literaria no tiene por qué servir a la naturaleza, sino que, al igual que ella, debe ser también creadora de un mundo propio, autónomo. Su conocido verso “El poeta es un pequeño dios” resume de buena manera la postura. “Creacionismo” le llamó a esta poética vanguardista, de la cual fue su enérgico promotor.
Su vida fue el resultado de un espíritu inquieto y poco convencional: vivió intermitentemente en Europa, escribió en cuanta revista literaria había e ideó curiosos proyectos, como la importación a Chile de ruiseñores desde Palma de Mallorca para probar si eran capaces de aclimatarse. Tampoco la política le fue ajena: fue proclamado candidato a la Presidencia de la República por las Juventudes Progresistas, apoyó con gran decisión la causa republicana en la Guerra Civil de España y escribió encendidamente contra militares italianos fascistas que visitaban nuestro país. Alguna vez concibió la idea de fundar una república conformada por Chile, Uruguay, Bolivia y Paraguay.
Escribió más de cuarenta libros, entre poesía y prosa. Sus obras más recordadas son Poemas árticos y Ecuatorial (ambos de 1918), Altazor (1931) y Últimos poemas, publicado póstumamente (1948). Fue amigo de los surrealistas y poemas suyos fueron danzados, en París, por Guillaume Apollinaire y Tristán Tzara.
Durante la Segunda Guerra Mundial trabajó como corresponsal en Francia, y entró junto a los aliados a Berlín cuando esta terminó. Regresó a Chile con algunos trofeos bélicos, entre ellos un teléfono que –según dijo– habría sido de Hitler. En la guerra recibió heridas que terminaron causándole la muerte, en 1948, en Cartagena. Está enterrado en un cerro frente al Pacífico. Su epitafio dice así:
Aquí yace el poeta Vicente Huidobro
Abrid la tumba
Al fondo de esta tumba se ve el mar
Alberto Montt es chileno, pero nació en Ecuador en 1972 (a poco de nacer, su padre lo inscribió en la embajada chilena de aquel país). Montt estudió Artes Plásticas y Diseño Gráfico en Quito. Es autor de Dosis diarias, de varios libros infantiles y de adultos.
Categoría: 12+ años, 8-12 años, Adultos, Alberto Montt, Cristobal Joannon, Libro, Poesía, premiado, Rimas, Vicente Huidobro
Novedades, libros recomendados, noticias y mucho más.
Hemos gozado con el libro de la rana, muy didáctico y a mi hija le fascina! También caballito blanco y los perritos
Hermoso libro, buena calidad y su contenido e ilustraciones muy lindas
Leer es una aventura, una invitación a dejarse llevar por las palabras escritas a mundos diversos. En este caso la expedición propuesta por Octavia Mosciatti y Loreto Salinas nos acerca al maravilloso mundo de los hongos. Ambas, escritora e ilustradora, logran desplegar en cada página un clima de enseñanza entretenido y didáctico, lo hacen de forma amena y se convierten en una voz sabia y suave que nos acompaña en la caminata brindando información, revelando secretos, regalando imágenes hermosas que ralentizan la lectura y seducen a tal punto que perduran como si las imágenes pudieran atraparse con la vista y el sentimiento. Al menos, así lo hice cuando caminé por las páginas del libro y descubrí líquenes, mohos, setas que brillan en la oscuridad, setas con forma de copas y orejas... fui hacia adelante, fui hacia atrás, encontré senderos inesperados entre títulos y dibujos. Descubrí también que habitar este libro nos hace aprender a vivir mejor en el mundo que nos rodea, que las páginas se abren y cierran como alas y uno vuela -cada uno a su manera- a los montes de la memoria, a los bosques del hoy y entiende, si los pasos no fueron en vano, aunque fueran hacia adelante y hacia atrás, aunque sean zizagueantes, aunque nos arrodillemos en cada encuentro y demoremos en dar vuelta una página, entiende, lo importante de los montes del futuro. Donde hay hongos hay vida entrelazada, sí, comparto, cierro el libro, siento la textura de la tapa telada, la erre y la efe de Reino Fungi parecen miceliar pequeñas hifas y las esporas magentas vuelan hacia la contratapa. Ahora quizás vaya al monte... o quizás encienda el microscopio... o quizás abra de nuevo el libro esta vez desde atrás, para dispersarme en el glosario, porque me gustan las palabras, me gustan los hongos, porque me gusta leer y aprender.